Simbolismo Columnas, Dórica, Jónica y
Corintia
En una conversación sostenida con Hermanos
Masones mayores y de mí mismo grado se comentó que no sólo era un derecho sino
tal vez también un deber de un Aprendiz Masón equivocarse; permitidme pues
ejercer (tal vez) ese derecho, pues haré mi propia interpretación del
simbolismo de las columnas Dórica, Jónica y Corintia.
Este ejercicio del derecho de un aprendiz
Masón a equivocarse puede tener múltiples resultados, uno de ellos puede ser
que mi interpretación resulte totalmente equivocada y que lo expresado en este
trabajo resulte de lo más reprensible por mis Hermanos mayores, en cuyo caso os
pido las más sinceras disculpas, pero aún así deseo hacerlo.
Otro resultado puede ser que mi
interpretación se acerque mucho a la interpretación “Masónica” del simbolismo
de las columnas en mención, en cuyo caso tengo que confesaros que curiosamente
he revisado muy poca literatura Masónica. Este trabajo básicamente está
realizado con aporte de mis Hermanos Mayores y de mí mismo grado, pero
principalmente de mí diario transcurrir y un poco viendo hacia atrás los hilos
que poco a poco se fueron tejiendo en mi pasado y se seguirán tejiendo para
forjar mi futuro sin ser prisionero de este sino modelándolo.
Para poder hacer esto debo obligatoriamente
explicaros cómo es que voy a plantear mi propia interpretación. Por favor les
ruego su tolerancia para la larga explicación.
Una vez escribí un cuento muy corto apenas 5
páginas y para escribir menos, a espacio y medio y letra de tamaño 12, al igual
que este trabajos. El cuento trataba sobre una de las épocas más felices de
casi todas las personas, es decir la adolescencia, la secundaria.
Cuando empecé a imaginarlo en mi mente, me
pareció muy desconcertante que el lugar donde pasé tantos momentos agradables y
en donde no se conocía en absoluto la masonería, se vivieran en muy alto grado
los principios que luego escuché en la logia en diferentes tenidas, como por
ejemplo que los hombres deben ser libres pensadores, que el hombre es
arquitecto de su propio destino, que se debe ser libre y de buenas costumbres y
muchos más. Tal fue mi fascinación por esta coincidencia que me propuse un reto
casi imposible de lograr para alguien sólo había escrito informes sobre el
funcionamiento o diseño de máquinas o instalaciones y su máximo “logro”
literario fue realizado en la secundaria y parte en la universidad que fueron leer
en la adolescencia la biblia completa en cuatro días (para contradecir en todo
lo que se pueda a los sacerdotes en la clase de religión) , la versión más completa
de los Miserables (por puro placer de leer un historia) y alguno
que otro libro de Nietzsche y Schopenhauer (para demostrarles a mis amigos
ultraconservadores católicos que no pasa nada si leen los libros “no
aconsejables”, pero nada de escribir.
El cuento debería estar escrito en el
lenguaje de la sabiduría, es decir en el lenguaje que lo entiendan las personas
más sabias que pueblan este planeta, es decir las personas menores de seis
años. Para cumplir esto, el cuento no debería tener ninguna palabra complicada,
difícil o rebuscada, no debería tener citas a pueblos o civilizaciones antiguas
(que por supuesto no conocen) o de personajes que vivieron hace más de mil años
(número que suena tremendamente grande a personas de 6) y todas las enseñanzas
que se quieran dar deben estar hechas con ejemplos realizados realmente, no con
citas filosóficas o metafísicas.
Debo confesaros que es tremendamente
complicado hablar (o escribir) sencillo, muchas veces abandoné el trabajo sin
intención alguna de retomarlo, pero todas estas veces el destino jugó a mi
favor (o tal vez en mi contra) ya que siempre llegaba una exhortación de la
fuente más inesperada para terminar.
Una vez terminado el cuento fue “remitido” a
uno de estos sabios, que por bendición del G:.A:.D:.U:. habita muy cerca mío, el
cual lo calificó como “aceptable” el cuento.
Esta
misma metodología utilizaré para realizar mi propia interpretación del
simbolismo de las columnas Dórica, Jónica o Corintia.
Lo primero que se intentará interpretar es el
simbolismo de una columna.
¿Qué es una columna, para qué sirve?
Es casi por todos aceptado que los masones
operativos pertenecían al gremio de la Construcción por lo que no es de
extrañar que los masones especulativos adoptaran mucho de su simbolismo.
El primer gran logro de la construcción fue
poner un techo más arriba de un piso. ¿Cómo se pudo realizar esta hazaña?
Definitivamente el techo se tiene que
sostener sobre “algo” y que permita a las personas, animales o cosas estar
debajo de este. Este “algo” son las columnas.
¿Cuántas columnas serán necesarias para
sostener un techo?
Si se pusiera una sola columna el techo sería
inestable y el techo se caería para la izquierda, derecha, adelante o atrás
según el punto de vista. Es decir una columna sola, para lo máximo que puede
servir es para ser punto de referencia o tal vez un adorno del paisaje.
Si se pusiera dos columnas, lo máximo que se
podría lograr es poner una viga sobre ellas, es decir formar un pórtico, pero
no se puede poner un techo, este se podría caer hacia la derecha o hacia la
izquierda.
Es sólo cuando se instalan tres columnas que
el techo logra estabilidad.
La adquisición de este conocimiento por parte
de los primitivos constructores debió
ser un paso enorme hacia la construcción de grandes obras como templos,
catedrales y castillos que aún ahora nos deslumbran por su imponente construcción.
Tres son el número mínimo número de columnas
o pilares o luces (entre columnas) para sostener un techo.
Una vez descubierta la importancia del número
3 por los antiguos constructores, no tardaron en transformar las columnas de unos simples soportes a toda una expresión
artística, como es natural debido a su gran importancia en la construcción.
Son los tres órdenes del arte griego clásico
y se pueden distinguir observando los capiteles de las columnas.
El dórico, el más antiguo, es a la vez el más
simple de los 3.
El jónico tiene en el capitel dos volutas
características que lo diferencian de los otros dos.
Por último, el corintio, surgido en el siglo
IV a.C por mano de Calímaco, posee un capitel formado por hojas de acanto de
una gran complejidad.
Cabe resaltar que si bien estos tres estilos
de columnas se diferencias en su exterior, cumplen exactamente la misma
función, es decir soportar al techo.
Si sólo se dispusiera de tres columnas, una
de cada estilo para soportar un techo, las tres cumplirían exactamente la misma
función, tendrían que soportar el mismo peso, si una falla o se rompe,
inevitablemente el techo se caerá. Si dos columnas son del granito más duro y
la otra de barro, el techo se caerá. No se podrá construir nada.
Los masones especulativos tomaron el
simbolismo de las tres columnas y los transformaron en las tres luces de una
logia y las simbolizan con los tres grandes estilos arquitectónicos.
Para el Segundo Vigilante, guía de los
aprendices la columna corintia, la columna de la belleza, que adorna nuestras
vidas y nuestras almas.
Para el Primer Vigilante, guía de los
compañeros, la columna Jónica, la columna de la fuerza, que nos da sustento en
momentos de peligro y de dificultad
Para el Venerable Maestro la columna dórica, la
más sencilla, la columna de la sabiduría, la cual debe dirigir nuestras
acciones. Curiosamente la columna de la sabiduría es representada por la
columna más sencilla. Se podría interpretar que sencillez es sinónimo de
sabiduría?
Cada uno de ellos tiene, además, una pequeña
columna a su lado, para recordar estas cualidades. Cuando lo trabajos están
cerrados la columna que trabaja o está parada es la del segundo vigilante,
simbolizando que estamos en el mundo material (columna B), cuando se abren los
trabajos se abate la columna del segundo vigilante y empieza a trabajar la
columna del primer vigilante (columna J) simbolizando que representa el
universo, es decir se espiritualizan los trabajos y se acuesta la materia.
Las tres columnas simbolizan al principio
ternario en todas las cosas.
Es acá donde me voy a permitir hacer mi
propia interpretación propia, desconozco si es una interpretación masónica del
simbolismo de las tres columnas.
Así como un techo necesita tres columnas o
puntos de apoyo, el hombre como entidad, también necesita como mínimo de tres
puntos de apoyo, lo cuales, a mi entender, están perfectamente representado en
las columnas. Se necesita belleza o armonía para llevar con gusto la vida,
fuerza o decisión para emprender las acciones que uno decida y sabiduría,
necesariamente acompañada de la sencillez, para llevarla a cabo con éxito.
Asì mismo también podrían representar las
tres partes fundamentales del hombre, materia, alma y espíritu, las cuales sólo
estando en perfecta armonía las tres es posible que el hombre “levante” su
estructura.
A diferencia de una estructura estática, la
“estructura” del hombre está en constante movimiento, sus tres columnas crecen
o decrecen constantemente. De nada le sirve al hombre que una sola columna
crezca, cualquiera sea de ellas, sólo logrará el colapso de su estructura, lo mismo
pasará si sólo crecen dos. Así mismo si una de las columnas del hombre decrece,
tal vez lo más sabio sea que las otras dos se sacrifiquen y decrezca hasta que
todas sean iguales, se perdió altura de dos columnas pero se salvó la estructura
y su integridad sigue intacta. Y así subiendo y bajando sus columnas, el hombre
se convierte en arquitecto de su propio destino.
Juan Carlos Torres Oneto
Aprendiz Masón
Agradezco a Juan Carlos por este hermoso trabajo. Pedro Moreno.