jueves, 24 de abril de 2014

Deseos


DESEOS
No domino el arte de esconder mis emociones,
Mi poca experiencia en situaciones peligrosas,
Hace que mi lujuria te parezca infantil.
Pero hace que me crea la aorta de Dios,
Que puedo hacer jurar al diablo ser fraterno,
Envuelto en una montaña de rezos.
Que desangro mis deseos de quererte,
Que mi último eritrocito cierre mis venas
Viejas, vacías, llenas de nada y muertas,
Llenas de moscas locales que no migran.
Guardo la esperanza del pollito saliendo del cascarón,
 Que al tercer día resucitemos juntos
En el mundo de los deseos satisfechos.
Pedro Moreno Sarmiento.

jueves, 3 de abril de 2014

Dorica, Jonica y Corintia (columnas)


Simbolismo Columnas, Dórica, Jónica y Corintia

En una conversación sostenida con Hermanos Masones mayores y de mí mismo grado se comentó que no sólo era un derecho sino tal vez también un deber de un Aprendiz Masón equivocarse; permitidme pues ejercer (tal vez) ese derecho, pues haré mi propia interpretación del simbolismo de las columnas Dórica, Jónica y Corintia.
Este ejercicio del derecho de un aprendiz Masón a equivocarse puede tener múltiples resultados, uno de ellos puede ser que mi interpretación resulte totalmente equivocada y que lo expresado en este trabajo resulte de lo más reprensible por mis Hermanos mayores, en cuyo caso os pido las más sinceras disculpas, pero aún así deseo hacerlo.
Otro resultado puede ser que mi interpretación se acerque mucho a la interpretación “Masónica” del simbolismo de las columnas en mención, en cuyo caso tengo que confesaros que curiosamente he revisado muy poca literatura Masónica. Este trabajo básicamente está realizado con aporte de mis Hermanos Mayores y de mí mismo grado, pero principalmente de mí diario transcurrir y un poco viendo hacia atrás los hilos que poco a poco se fueron tejiendo en mi pasado y se seguirán tejiendo para forjar mi futuro sin ser prisionero de este sino modelándolo.
Para poder hacer esto debo obligatoriamente explicaros cómo es que voy a plantear mi propia interpretación. Por favor les ruego su tolerancia para la larga explicación.
Una vez escribí un cuento muy corto apenas 5 páginas y para escribir menos, a espacio y medio y letra de tamaño 12, al igual que este trabajos. El cuento trataba sobre una de las épocas más felices de casi todas las personas, es decir la adolescencia, la secundaria.
Cuando empecé a imaginarlo en mi mente, me pareció muy desconcertante que el lugar donde pasé tantos momentos agradables y en donde no se conocía en absoluto la masonería, se vivieran en muy alto grado los principios que luego escuché en la logia en diferentes tenidas, como por ejemplo que los hombres deben ser libres pensadores, que el hombre es arquitecto de su propio destino, que se debe ser libre y de buenas costumbres y muchos más. Tal fue mi fascinación por esta coincidencia que me propuse un reto casi imposible de lograr para alguien sólo había escrito informes sobre el funcionamiento o diseño de máquinas o instalaciones y su máximo “logro” literario fue realizado en la secundaria y parte en la universidad que fueron leer en la adolescencia la biblia completa en cuatro días (para contradecir en todo lo que se pueda a los sacerdotes en la clase de religión) , la versión más completa de los Miserables (por puro placer de leer un historia) y alguno que otro libro de Nietzsche y Schopenhauer (para demostrarles a mis amigos ultraconservadores católicos que no pasa nada si leen los libros “no aconsejables”, pero nada de escribir.
El cuento debería estar escrito en el lenguaje de la sabiduría, es decir en el lenguaje que lo entiendan las personas más sabias que pueblan este planeta, es decir las personas menores de seis años. Para cumplir esto, el cuento no debería tener ninguna palabra complicada, difícil o rebuscada, no debería tener citas a pueblos o civilizaciones antiguas (que por supuesto no conocen) o de personajes que vivieron hace más de mil años (número que suena tremendamente grande a personas de 6) y todas las enseñanzas que se quieran dar deben estar hechas con ejemplos realizados realmente, no con citas filosóficas o metafísicas.
Debo confesaros que es tremendamente complicado hablar (o escribir) sencillo, muchas veces abandoné el trabajo sin intención alguna de retomarlo, pero todas estas veces el destino jugó a mi favor (o tal vez en mi contra) ya que siempre llegaba una exhortación de la fuente más inesperada para terminar.
Una vez terminado el cuento fue “remitido” a uno de estos sabios, que por bendición del G:.A:.D:.U:. habita muy cerca mío, el cual lo calificó como “aceptable” el cuento.
 Esta misma metodología utilizaré para realizar mi propia interpretación del simbolismo de las columnas Dórica, Jónica o Corintia.
Lo primero que se intentará interpretar es el simbolismo de una columna.
¿Qué es una columna, para qué sirve?
Es casi por todos aceptado que los masones operativos pertenecían al gremio de la Construcción por lo que no es de extrañar que los masones especulativos adoptaran mucho de su simbolismo.
El primer gran logro de la construcción fue poner un techo más arriba de un piso. ¿Cómo se pudo realizar esta hazaña?
Definitivamente el techo se tiene que sostener sobre “algo” y que permita a las personas, animales o cosas estar debajo de este. Este “algo” son las columnas.
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¿Cuántas columnas serán necesarias para sostener un techo?
Si se pusiera una sola columna el techo sería inestable y el techo se caería para la izquierda, derecha, adelante o atrás según el punto de vista. Es decir una columna sola, para lo máximo que puede servir es para ser punto de referencia o tal vez un adorno del paisaje.
Si se pusiera dos columnas, lo máximo que se podría lograr es poner una viga sobre ellas, es decir formar un pórtico, pero no se puede poner un techo, este se podría caer hacia la derecha o hacia la izquierda.
Es sólo cuando se instalan tres columnas que el techo logra estabilidad.
La adquisición de este conocimiento por parte de  los primitivos constructores debió ser un paso enorme hacia la construcción de grandes obras como templos, catedrales y castillos que aún ahora nos deslumbran por su imponente construcción.
Tres son el número mínimo número de columnas o pilares o luces (entre columnas) para sostener un techo.
Una vez descubierta la importancia del número 3 por los antiguos constructores, no tardaron en transformar las columnas  de unos simples soportes a toda una expresión artística, como es natural debido a su gran importancia en la construcción.
Son los tres órdenes del arte griego clásico y se pueden distinguir observando los capiteles de las columnas.
El dórico, el más antiguo, es a la vez el más simple de los 3.
El jónico tiene en el capitel dos volutas características que lo diferencian de los otros dos.
Por último, el corintio, surgido en el siglo IV a.C por mano de Calímaco, posee un capitel formado por hojas de acanto de una gran complejidad. 
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Cabe resaltar que si bien estos tres estilos de columnas se diferencias en su exterior, cumplen exactamente la misma función, es decir soportar al techo.
Si sólo se dispusiera de tres columnas, una de cada estilo para soportar un techo, las tres cumplirían exactamente la misma función, tendrían que soportar el mismo peso, si una falla o se rompe, inevitablemente el techo se caerá. Si dos columnas son del granito más duro y la otra de barro, el techo se caerá. No se podrá construir nada.
Los masones especulativos tomaron el simbolismo de las tres columnas y los transformaron en las tres luces de una logia y las simbolizan con los tres grandes estilos arquitectónicos.
Para el Segundo Vigilante, guía de los aprendices la columna corintia, la columna de la belleza, que adorna nuestras vidas y nuestras almas.
Para el Primer Vigilante, guía de los compañeros, la columna Jónica, la columna de la fuerza, que nos da sustento en momentos de peligro y de dificultad
Para el Venerable Maestro la columna dórica, la más sencilla, la columna de la sabiduría, la cual debe dirigir nuestras acciones. Curiosamente la columna de la sabiduría es representada por la columna más sencilla. Se podría interpretar que sencillez es sinónimo de sabiduría?
Cada uno de ellos tiene, además, una pequeña columna a su lado, para recordar estas cualidades. Cuando lo trabajos están cerrados la columna que trabaja o está parada es la del segundo vigilante, simbolizando que estamos en el mundo material (columna B), cuando se abren los trabajos se abate la columna del segundo vigilante y empieza a trabajar la columna del primer vigilante (columna J) simbolizando que representa el universo, es decir se espiritualizan los trabajos y se acuesta la materia.
Las tres columnas simbolizan al principio ternario en todas las cosas.
Es acá donde me voy a permitir hacer mi propia interpretación propia, desconozco si es una interpretación masónica del simbolismo de las tres columnas.
Así como un techo necesita tres columnas o puntos de apoyo, el hombre como entidad, también necesita como mínimo de tres puntos de apoyo, lo cuales, a mi entender, están perfectamente representado en las columnas. Se necesita belleza o armonía para llevar con gusto la vida, fuerza o decisión para emprender las acciones que uno decida y sabiduría, necesariamente acompañada de la sencillez, para llevarla a cabo con éxito.
Asì mismo también podrían representar las tres partes fundamentales del hombre, materia, alma y espíritu, las cuales sólo estando en perfecta armonía las tres es posible que el hombre “levante” su estructura.
A diferencia de una estructura estática, la “estructura” del hombre está en constante movimiento, sus tres columnas crecen o decrecen constantemente. De nada le sirve al hombre que una sola columna crezca, cualquiera sea de ellas, sólo logrará el colapso de su estructura, lo mismo pasará si sólo crecen dos. Así mismo si una de las columnas del hombre decrece, tal vez lo más sabio sea que las otras dos se sacrifiquen y decrezca hasta que todas sean iguales, se perdió altura de dos columnas pero se salvó la estructura y su integridad sigue intacta. Y así subiendo y bajando sus columnas, el hombre se convierte en arquitecto de su propio destino.


Juan Carlos Torres Oneto

Aprendiz Masón
Agradezco a Juan Carlos por este hermoso trabajo. Pedro Moreno.

miércoles, 2 de abril de 2014

Frase de Panchito



Acá una nueva frase de Francisco: "Si el hombre es imágen y semejanza de Dios; si el hombre pule su piedra bruta; Dios también debe estar puliendo su piedra; entonces la piedra bruta de Dios es el diablo. Cuando lo pula y lo haga bueno, todos regresaremos al Paraíso".
Esta frase es de Francisco, pero...de Francisco Calderón (disculpad Panchito)

Pedro Moreno