La vela
Fiat Lux, y la vela se
enciende, en una lucha descarnada contra la oscuridad. El cielo tachonado de
estrellas trata de ayudar a la vela que a mecha partida se desangra en gotas de
cera. Los humanos dicen reconocerse en la luz como en la oscuridad y siguen su
ceremonia con gran patriotismo. El R:.H:. Carlos Malpica conduce sintiendo como
nictálope el fervor que flota en el ambiente. El secretario esclarece con su
buena luz, los motivos de una reunión fraterna. La luz está en el interior. Al
final la vela muere. Su último suspiro es un tenue humito y se va al cielo de
las velas. Está sentada a la diestra del Dios de Velas, sus pocos pecados le
son perdonados, porque jamás vela alguna, alumbró a seres tan
honorables como los masones.
Pedro Moreno Sarmiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario