jueves, 4 de agosto de 2016

La vela

Fiat Lux, y la vela se enciende, en una lucha descarnada contra la oscuridad. El cielo tachonado de estrellas trata de ayudar a la vela que a mecha partida se desangra en gotas de cera. Los humanos dicen reconocerse en la luz como en la oscuridad y siguen su ceremonia con gran patriotismo. El R:.H:. Carlos Malpica conduce sintiendo como nictálope el fervor que flota en el ambiente. El secretario esclarece con su buena luz, los motivos de una reunión fraterna. La luz está en el interior. Al final la vela muere. Su último suspiro es un tenue humito y se va al cielo de las velas. Está sentada a la diestra del Dios de Velas, sus pocos pecados le son perdonados, porque jamás vela alguna, alumbró a seres tan
honorables como los masones.
Pedro Moreno Sarmiento



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