LOS LANDMARKS Y SU EVOLUCION EN EL TIEMPO.-
Según la Enciclopedia Masónica de
Coil y el libro Jurisprudencia Masónica de Roscoe Pound:
En la época operativa (antes de
la creación de la Gran
Logia de Inglaterra en 1723) no hay ninguna mención
al término “Landmark” en masonería, aparte de su significado operativo.
En Inglaterra, las Logias se gobernaban por las Constituciones Góticas en las
que ni la palabra ni el concepto está presente.
La palabra “Landmark” aparece por
primera vez en masonería en 1720 (publicada en 1723) en los reglamentos
compilados por George Payne, que en su artículo 39 dice: “Cada Gran Logia tiene
autoridad para modificar este Reglamento o redactar otro en beneficio de la
Fraternidad, siempre que se mantengan invariados los antiguos Landmarks",
pero dejó el concepto sin precisar.
En el resto del siglo XVIII el
término se usa poco y no se llega a concretar. Parece no interesar demasiado.
Los reglamentos corregidos de 1738 mantienen la frase “...
invariables los antiguos Landmarks"
Hasta 1775, no aparece de nuevo la palabra: Preston, en su libro Ilustraciones
de Masonería la usa como sinónimo de usos y costumbres de la orden,
refiriéndose a la no-conveniencia de modificar rituales. Pero no llega ni a
listarlos ni a definirlos.
La primera mitad del siglo
XIX se caracteriza en América por una gran cantidad de escritos masónicos
que hablan de unos Landmarks misteriosos de trasmisión oral, pero este
movimiento no tiene reflejo en Inglaterra:
En 1813, aparece otra mención en el Manual Masónico de Ashe. Pero
solo copia a Preston.
También en 1813 en el acta de la Gran Asamblea para la Unión de las dos grandes
logias de Inglaterra se menciona que, tras la unión, “debe haber unidad
de obligaciones, disciplina, trabajo en logia y vestimenta de acuerdo con los
Landmarks y tradiciones de la orden”. Sin duda se refiere a usos y
costumbres.
En 1819 el Duque de Suffolk, Gran Maestro de Inglaterra, también
establece claramente que los Landmarks se refieren solo a usos y costumbres
(mencionando de nuevo la no-conveniencia de cambiar un ritual autorizado)
En América:
El Dr. Oliver habló ya en 1821 de unos supuestos Landmarks
misteriosos y secretos de transmisión oral.
En 1850, Oliver elaboró una lista de 41 Landmarks (en 12 categorías
distintas) incluyendo 10 que él declaró obsoletos. Todavía los Landmarks no
eran inalterables.
Como resultado de estas ideas, ya
en pleno romanticismo, los masones americanos se convencieron de la necesidad
de embarcarse en lo que Pound denomina “La Búsqueda de los Landmarks
Masónicos Perdidos”.
En Enero de 1856, la Gran Logia de Minnesota
aporta una nueva constitución que incluía una lista con 26, esta es la primera
lista que aporta el Landmark de inalterabilidad aunque solo se refiere a los
ritos y a las ceremonias pero no a los Landmarks. No se conoce al autor, ni sus
intenciones, ni sus fuentes.
En Junio de 1856, Rob Morris de Kentucky publica
una lista más pequeña, con solo 17, en el que incluye la inalterabilidad en
toda su extensión pero refiriéndose a los Landmarks en general (no a su lista
en concreto)
Parece que Mackey se inspiró en
estas dos listas (aunque no está probado), para elaborar su lista de 25
Landmarks publicada en 1858.
Su inalterabilidad se refiere a su lista, de la que dice que no se puede
cambiar lo más mínimo, y al no dejar sitio para el debate, solo tiene
seguidores o detractores.
En 1872 la Gran
Logia de Nevada aprobó otra lista de 39 Landmarks distintos
de los de Mackey.
En 1877, se produce el cisma del Gran Oriente de Francia. Derogan los
Landmarks que obligaban a que la logia estuviese presidida por el volumen de la
ley, la necesidad de creer en el G.A.D.U. y la persistencia del alma. Ello
provocó el cese del reconocimiento del Gran Oriente francés por la
mayoría de las Grandes logias del momento. Comienza la irregularidad masónica.
En 1878, Woodford y Lockwood, aceptan la definición de Mackey, pero
no su lista. Lockwood reduce la lista a solo 19 Landmarks (y con distinta
redacción)
Entre 1889 y 1893 Grant también de Kentucky publica otra lista diferente
con 54 Landmarks.
En 1889, La Gran logia de Louisiana aprueba su lista con 24 Landmarks
En el siglo XX empieza la
racionalización y el intento de llegar a un mínimo acuerdo universal sobre los
criterios de reconocimiento entre Grandes Logias. Si el Gran Oriente de Francia
es irregular, ¿qué criterios deben seguirse con respecto a los otros Landmarks
no comunes? Las respuestas no tardan en llegar y surgen nuevas listas de
Landmarks cada vez más pequeñas y criterios de reconocimiento con cierta
universalidad.
En 1908, John Lawrence mostró su desacuerdo con todas las
listas, en su libro Jurisprudencia Masónica y Simbolismo. Según él, ninguna
lista cumplía las condiciones de Mackey para ser considerados Landmarks.
En 1928, la Gran
Logia de Virginia Occidental adopta una lista de solo 8
Landmarks.
En 1929, la Gran Logia Nacional de Inglaterra redacta unos
principios, para poder reconocer a una Gran Logia regular, con ocho puntos.
En 1952, Roscoe Pound, Gran Maestro masón, decano de Derecho en la
Universidad de Harvard, en su libro Jurisprudencia Masónica, propuso una lista
con solo siete.
En 1953 La Gran
Logia de Vermont revoca la lista de Mackey y aprueba la lista
de Pound.
En 1967 La logia Quator Coronati publica el libro de Harry Carr Recopilación
de Escritos Prestonianos 1925-1960 que reduce la lista a solo 5 .
En 1970 la Gran
Logia de Michigan reconoce una lista con solo 3, los
Landmarks que son los que imprimen el carácter deísta de la orden:
Un masón debe creer en el Gran
Arquitecto del Universo, el volumen de la ley sagrada es esencial y parte
indispensable de la logia y, por último, se debe creer en la inmortalidad del
alma.
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