domingo, 13 de marzo de 2016

Risas


Los Zancudos picaban al insensible hombre niño que creía al mundo muerto de tristeza y desencanto. Piquen nomás, sáquenme sangre con mangueras y rieguen mi dolor de rojo triste – se decía-
La noche sin luna ni luceros, ocultaba su dolor al cielo. Por eso el Dios de ella no se enteró cuando le dijo no, cuando él creía que era un sí. Y ya no hubo motivo para tener sentimiento. Ardía de dolor.
Las cenizas ya no se encienden, los dolores ya no duelen. La noche se fue y el sol sale en un nuevo día. Nadie se alumbra con el mismo rayo. Nadie llora con la misma lágrima el mismo dolor. Nadie es nadie para siempre.
Los zancudos picaban al hombre viejo que reía a carcajadas a dúo con la mujer vieja que también reía. Pero hubieras insistido y hubiera sido un sí y seguían riendo.

Los dolores con el tiempo se convierten en motivos de risa.
Pedro Moreno

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