Los Zancudos picaban al insensible
hombre niño que creía al mundo muerto de tristeza y desencanto. Piquen nomás,
sáquenme sangre con mangueras y rieguen mi dolor de rojo triste – se decía-
La noche sin luna ni
luceros, ocultaba su dolor al cielo. Por eso el Dios de ella no se enteró
cuando le dijo no, cuando él creía que era un sí. Y ya no hubo motivo para
tener sentimiento. Ardía de dolor.
Las cenizas ya no se
encienden, los dolores ya no duelen. La noche se fue y el sol sale en un nuevo
día. Nadie se alumbra con el mismo rayo. Nadie llora con la misma lágrima el
mismo dolor. Nadie es nadie para siempre.
Los zancudos picaban al
hombre viejo que reía a carcajadas a dúo con la mujer vieja que también reía.
Pero hubieras insistido y hubiera sido un sí y seguían riendo.
Los dolores con el
tiempo se convierten en motivos de risa.
Pedro Moreno
Pedro Moreno
No hay comentarios:
Publicar un comentario