El sexto piso está más alto que el local de la biblioteca,
Encima de la Academia, del Gran Templo,
Del Gabinete del Gran Maestro y todo lo demás,
Por eso nuestro refrigerio está más cerca del cielo.
Un rayo luminoso hace la colecta para el brindis.
La luna quiere entrar por la ventana,
Pero ya no hay sitio,
Ni en el fondo.
Los luceros ahorradores iluminan los golpes
Para la bendición de los alimentos
Y la mesa se queja tres veces de dolor.
El Capellán la consuela y que también ella será bendecida
y se alegra, y sostiene los platos, los vasos y las botellas.
Los cubitos de hielo nadan contentos en un vaso de whisky,
En otros unas copas de vino negro
Esperan su turno, como jarabe para el alma.
Y nos atragantamos de fraternidad.
Que así sea.
Pedro
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