EL JURAMENTO
Nadie puede jurar en contra de su naturaleza.
El hombre a medio vestir, a medio calzar, que jura completar su evolución,
se encuentra en una posición incómoda, pero jura guardar los secretos que le
han sido confiados.
Un juramento es
tanto una promesa como una declaración de hechos invocando a algo o a alguien.
Desde un punto de vista religioso, es un acto que pone a Dios por testigo de la
verdad de un hecho o de la sinceridad de una promesa.
En los tiempos primitivos era desconocido el juramento por la sencillez y
cordialidad entre los hombres. Los juramentos nacieron al mismo tiempo que los
hombres se engañaron. Hesíodo dijo: “La discordia, hija de la noche, lleva
consigo las querellas, las mentiras, los embrollos, las palabras capciosas y
por fin el juramento”.
En Egipto, el
hombre diviniza sus pasiones y sus vicios, el juramento siguió la suerte de la
religión y los egipcios no sólo juraban por sus dioses Isis y Osiris con forma
humana, por el buey Apis y el cocodrilo, sino también por el ajo y otras
legumbres, fáciles deidades , que sembraban y cogían en sus jardines.
Los persas en sus juramentos ponían de testigo al sol como astro
vivificador. Los escitas juraban por el aire como principio de la vida e imagen
de la libertad y por el hierro de sus armas.
Los griegos y los
romanos juraban por todos sus dioses tanto los suyos como los importados de sus
conquistas y recurrían a los semidioses y juraban por Castor y Pólux, Hércules,
etc.
Pero los que presidian más sus juramentos eran la diosa Fidelidad y el dios
Fidius. También se juraba en estos pueblos por la cabeza como parte principal
del cuerpo y asiento de la inteligencia y por la mano derecha como símbolo de
la fidelidad.
Existía la piadosa
tradición de que al perjuro se le secaba la mano derecha.
El juramento dentro de la iniciación lo podemos rastrear en el seno de la
masonería operativa de ascendencia escocesa, a través de varios textos, tal y
como se refleja en el manuscrito de los archivos de Edimburgo (1696), en el
manuscrito Chetwode Crawley (1700) o en el manuscrito Kewan (1714-1720).
Dicho juramento se hacía sobre la Biblia en nombre de Dios y de San Juan, y
por tanto esta juramentada promesa era la pieza esencial e indispensable para
la comunicación de los “secretos” los cuales no podían darse de cualquier
forma, ni compartidos con aquellos que no estuvieran dentro de la cofradía
masónica.
Está claro que lo fundamental siempre fue la oralidad, la palabra; de ahí
que el castigo siempre fuera de acorde al medio, o sea “arrancar la lengua de
raíz o cortar la lengua al traidor”, tal como se encuentra en alguna otra
divulgación, aunque llama la atención que haya una evolución paralela en cuanto
a la promesa, de “ no escribir o burilar esos trabajos” y que la pena no vaya
pareja al tipo de traición, por ejemplo con el corte de manos, o dedos en caso
de escribirla o burilarla, lo que nos devuelve al apego y trasfondo de la
tradición operativa y su evolución en la masonería especulativa con el no
“hablar ni escribir”.
Abraham ante el Rey de Salem: “Levanto mi mano derecha delante de vos,
Señor Supremo, y ante Dios, que es el dueño de los Cielos y de la Tierra, juro
que no tomaré nada de lo que es tuyo”.
Hay todo tipo de
juramentos, buenos y mal intencionados, algunos mencionan que en el juramento
que hace alguna institución religiosa, juran lo siguiente: “Yo además declaro
que la doctrina de las Iglesias de Inglaterra y Escocia, de los Calvinistas,
Hugonotes, y otros del nombre de Protestantes o Masones a ser malditos ellos mismos y a ser malditos quienes no
renuncien a las mismas. Yo además prometo y declaro que cuando la oportunidad
se presente, preparar y hacer la guerra, secreta y abierta contra todos los
herejes, Protestantes y Masones”. Dogmatismo recalcitrante en contra de los
hombres libres y de buenas costumbres.
El hombre se
arrodilla para jurar. “El hombre crece cuando se arrodilla” Es costumbre entre los cristianos hacer una genuflexión ante el Papa, pero utilizando la rodilla izquierda, para diferenciar el tributo de honor que se le rinde al Pontífice con el culto de adoración que se le rinde a Dios.
Se supone que la rodilla izquierda la doblamos ante los hombres y la derecha solo ante Dios.
Una persona que no dispone de testigo a favor de su petición jura por Dios, porque El lo sabe todo, y El es el primer testigo en todos los casos.
Se supone que la rodilla izquierda la doblamos ante los hombres y la derecha solo ante Dios.
Una persona que no dispone de testigo a favor de su petición jura por Dios, porque El lo sabe todo, y El es el primer testigo en todos los casos.
Para el hombre de honor, su palabra empeñada, su palabra de honor, debe ser
sagrada, el cumplimiento de su compromiso adquirido y su palabra, es un aspecto
que marca y caracteriza su comportamiento y forma de vida. Pocas cosas serán
más dolorosas e imperdonables que faltar a sus principios y a su palabra.
Hebreos Cap. 6 versículo 13-14 “Porque cuando Dios hizo la promesa a
Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: de
cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente”.
Entonces una noche habló Dios con Abraham y le dijo que sacrificara a su único
hijo. Abraham le
obedeció. Subió al Monte Moriah, levantó el altar, puso encima la leña, amarró
a su hijo, y lo acostó sobre el altar. Alzó el cuchillo para matar a su hijo
Isaac y en ese momento Dios lo llamó. Le mostró un animal que podía ser
sacrificado en lugar de su hijo y le dio la promesa que cita el autor en Génesis 22:16-17 y le dijo: “ POR MI MISMO HE JURADO", declara el Señor, “que por cuanto has hecho esto y no
me has rehusado[a] tu hijo, tu único, 17 de cierto te
bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia[b] como las estrellas del cielo y como
la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus
enemigos".
La palabra juramento, deriva de las voces latinas Jurf o juramentum, las que significan una afirmación o una negación, de lo que es cualquier cosa, poniendo como testigo a Dios. Entonces en mí iniciación juro no grabar, escribir, burilar, trazar, imprimir ni formar ni un carácter ni signo, por donde pueda conocerse la palabra sagrada o los medios de comunicación entre masones.
En cuanto a la posición de rodillas, la genuflexión y por tanto la capacidad de arrodillarse es propia del ser humano. La ausencia de rodillas y por lo tanto la genuflexión, rezar y mostrarse humano es propia de caracteres demoniacos. Una leyenda Medioeval sobre el santo y bardo irlandés Morling asegura que este santo fue visitado por el mismo demonio, al que convidó a rezar, pero que el demonio le dijo que no podía rezar, porque no tenía rodillas.
La palabra juramento, deriva de las voces latinas Jurf o juramentum, las que significan una afirmación o una negación, de lo que es cualquier cosa, poniendo como testigo a Dios. Entonces en mí iniciación juro no grabar, escribir, burilar, trazar, imprimir ni formar ni un carácter ni signo, por donde pueda conocerse la palabra sagrada o los medios de comunicación entre masones.
En cuanto a la posición de rodillas, la genuflexión y por tanto la capacidad de arrodillarse es propia del ser humano. La ausencia de rodillas y por lo tanto la genuflexión, rezar y mostrarse humano es propia de caracteres demoniacos. Una leyenda Medioeval sobre el santo y bardo irlandés Morling asegura que este santo fue visitado por el mismo demonio, al que convidó a rezar, pero que el demonio le dijo que no podía rezar, porque no tenía rodillas.
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