El calor y los zancudos que le zumbaban al oído lo despertó pasada la medianoche. Abrió la ventana como un libro para leer las estrellas, y admirar las dos Lunas en el cielo. Una al norte y la otra al sur formando un triangulo con la tierra. Una nueva Era de bonanza en la tierra empezaba. Con dos lunas, la tierra es más fértil. Las frutas, las menestras, todos los frutos crecen el doble al igual que todos los vegetales. Los grandes árboles captan el anhídrido carbónico y liberan gran cantidad de oxígeno. El plancton del mar es el doble de grande y los peces crecen en tamaño y cantidades inimaginables. El hambre en la tierra está erradicada. La pobreza se recuerda en los museos.
Las dos Lunas le hacían recordar a Huginn y Munin quienes eran un par de cuervos asociados con el Dios Odín. Viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e información para Odín. Huginn es el pensamiento y Munin la memoria. Salían al alba y regresaban por la tarde. Se posaban en los hombros del Dios y susurraban a sus oídos las noticias.
Es el momento de dedicarse a alimentar el alma, que de tanto padecer está reseca. La solución no estaba en la luz del sol, sino que faltaba luz de luna.
Pero, siempre hay un pero. El problema actual era quien era propietario de las Lunas. Las reclamaban para sí ya no los países sino las religiones quienes aducían que sus Dioses (cada religión tenia uno diferente al otro) las había creado para ellos y por lo tanto son de su propiedad.
“Solo cuando baje la marea, sabremos quien estaba nadando desnudo” (Buffet)
Los grandes magistrados de la ONU deliberaban concienzudamente. Recordaban haciendo memoria que un Chileno en 1953 llamado Jenaro Gajardo Vera registró la propiedad de la Luna con un pago de 42.000 pesos, obteniendo la escritura el 25 de Septiembre de 1954 en el Conservador de Bienes Raíces de la ciudad de Talca. Hasta el presidente Richard Nixon, cumplió la formalidad de pedirle permiso para el alunizaje de Apolo 11 en 1969, lo cual concedió.
Sin embargo, en 1967 se firmó un tratado en las Naciones Unidas que prohíbe la compra venta de objetos exteriores a la Tierra, a pesar de lo cual, en 1980, el estadounidense Dennis Hope, el hombre que vende la Luna. No es broma. Aprovechando que el Tratado del espacio Exterior, firmado en 1967 por la ONU, acordó que ningún país reclamara la soberanía de los cuerpos celestes, pero los políticos olvidaron un detalle: extender su veto a empresas particulares. Se valió de esto y registró la Luna a su nombre en el Registro de San Francisco e informó a la ONU a Los Estados Unidos y la Unión Soviética de sus derechos de propiedad, anunciando además que pronto vendería parcelas lunares.2,5 millones de personas de casi 180 países han comprado terrenos a la empresa de Hope, “Lunar Embassy” (embajada Lunar) por 19,99 dólares vende un Acre (4.046 metros cuadrados) También vende terrenos en Mercurio a 19,99 la pieza. Marte a 22,49 dólares. Buen negocio 2,5 millones de parcelas vendidas a 20 dólares son más de 50 millones. Aunque parezca mentira en su lista de compradores figuran Jimmy Carter y Ronald Reagan, príncipes, actores, corporaciones privadas, etc.
Increíblemente hay otras dos compañías como la “Lunar Registry” y “Moon States” quienes también están en el negocio.
Pero, siguen los peros, Virgiliu Pop de la Universidad de Glasgow y del Instituto Internacional de la Ley Espacial sostiene que aunque la Ley reconociera la propiedad privada del espacio, Hope no sería dueño de la Luna. “El solo afirmó que la poseía, como si alguien sostiene que es Dios o el Rey del Mundo –en 2001, Pop inscribió el Sol a su nombre- Lo hice para mostrar cuán ridículo es decir que es mío porque yo, lo digo. Si alguien sostiene que la Luna es suya creo que debería pagarme por la luz que recibe de mi propiedad”.
Todos los argumentos eran estudiados por los grandes Magistrados de la ONU. Esta noche dan sus conclusiones. Su veredicto sobre de quien o de quienes son las Lunas. Prende su televisor y empiezan las conclusiones, leídas por el vocero de la ONU.
Conclusión Única: Hechas las investigaciones históricas. Teniendo en cuenta que el primer hombre en pisar la Luna fue Neils Amstrong, quien dio un primer paso corto, otro largo y otro más largo aún en la Luna Antigua, y que, considerando que las dos Lunas y la Tierra forman un Triangulo equilátero, semejante a los tres puntos que usan los Masones. La firma del GADU en el cielo. Se concluye que las dos Lunas son de propiedad de los Masones.
Un suspiro tranquilizante acompañó su alegría; de un lapo mató a un hermano zancudo en su frente, buscó la temperatura ideal y se echó a dormir pensando que mañana irá a su Logia.
Es un cuento lunar
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